domingo, 23 de septiembre de 2012

El color más temido y, a la vez, el más deseado.

(Para entender esta historia, lee antes la primera y segunda parte que aparecen más abajo)



3ª Parte

"¿Qué habría sido de mí si hubiera abortado? Cada segundo de mi vida me lo pregunto…

Cuando me armé de valor se lo conté a mis padres. Sus miradas se me clavaron en mi interior. No sabían qué hacer pero no estaban dispuestos a que yo criara un bebé. Inmediatamente llamaron a los padres de Juan. Éste lo negó todo. En unas horas había cambiado. Ya no parecía el de antes.

De repente me sentí la persona más solitaria del mundo. Sin embargo, conforme fueron pasando los meses y a pesar de no saber nada de Juan, mis padres modificaron su opinión y comenzaron a apoyarme en todo lo que necesitaba hasta el día. El día en que con tan solo 16 años me convertiría en una mujer adulta con una responsabilidad enorme. 

Di a luz a las 11.22 de la mañana. El parto fue horrible, jamás lo había pasado tan mal. Pero todo terminó y cuando me desperté lo único que quería era ver a mi hijo, mi hijo Fran.

Mis padres acudieron rápidamente a mí llorando. Fran había muerto pocos minutos después de nacer. Inmediatamente, con lágrimas en los ojos, pedí a las enfermeras que me dejaran ver el cadáver. Su respuesta fue una rotunda negación con un clarísimo exceso de nerviosismo. Me puse a gritar y los médicos me tuvieron que sedar.

Un mes después, rebuscando entre los cajones de mis padres, vi un contrato de adopción. Sentía que el corazón se me iba a salir del pecho justo cuando  mi madre entró y me arrancó los papeles de las manos entre chillidos. No me había dado tiempo a ver nada pero lo sospechaba desde el día del parto, así que cogí 200€, una maleta con ropa, algo de comida y repentinamente me marché de casa a buscar a Fran, mi hijo.

Todo esto ocurrió hace décadas y desde aquel día no he vuelto a hablar con mis padres. Ahora mismo tengo 88 años y hace una semana que me diagnosticaron una enfermedad mortal e incurable. He dedicado toda  mi vida a encontrar a Fran y todavía no lo he conseguido. Pero sé que, sea como sea, le podré dar el mayor abrazo jamás dado aunque sea lo último que haga. Por desgracia, el tiempo corre en mi contra",

FIN