El otro día navegaba por las redes sociales cuando mis ojos
se fijaron en una imagen poco común. Esa fotografía, titulada ‘Cómo votar en
las generales del 2015’, y que podéis ver ilustrando este post, produjo en mí
varios sentimientos contradictorios. Contradictorios porque consideraba que el
montaje podía gozar de algo de veracidad. Pero tras leerlo y meditarlo
detenidamente, observé el verdadero sentido de la ilustración. Y de ahí
reapareció mi hartazgo.
En los últimos meses he procurado apartar mis opiniones
políticas y disminuir mi participación en las conversaciones de este calado por
dos únicas razones: vergüenza y, de nuevo, hartazgo. Vergüenza por vivir en un país
incapaz de provocar la dimisión de políticos de dudosa honorabilidad. Vergüenza
porque no sean ellos mismos los que renuncien a su cargo tras la demostración
de su culpabilidad. Vergüenza por formar parte de un Estado en el que el dinero
y la austeridad promulgada por Europa se antepongan a las necesidades de las
personas. Vergüenza por descubrir, por ejemplo, cómo no se conceden
medicamentos a enfermos de hepatitis C o se inculpa a una sanitaria cuyo único
objetivo era la cura de un enfermo, de haber contraído el ébola a propósito. Y
hartazgo. Hartazgo por las mentiras de nuestros políticos, por sus
corrupciones. Hartazgo por las afirmaciones de que el año 2012 es el final de
la crisis. El 2013. El 2014. Finalmente el 2015… Hartazgo por las quejas del PP
debido a los robos del PSOE. Hartazgo por las quejas del PSOE debido a los
robos del PP. Hartazgo por el deseo de muchos de romper una sociedad ya resquebrajada
desde su nacimiento, en vez de intentar unirla. Hartazgo por mí mismo y la
imposibilidad de cambiar el oscuro futuro de España. Porque gracias al PP, al
PSOE, a Podemos, a CIU, a PNV y a Bildu, el país vivirá unos años excesivamente
complicados. Y hartazgo por imágenes como la que acompaña este post cuya única
finalidad reside en ocasionar odio entre los simpatizantes de los diferentes
partidos políticos y demostrar el famoso “si no estás conmigo estás contra mí”,
al parecer un eslogan de Podemos.
Asimismo, de la imagen podemos extraer unas ideas muy
claras. Si ves Sálvame, votarás al PSOE. Si crees que con Franco se vivía
mejor, apoyarás a VOX. Si quieres que nos roben caras nuevas, serás
simpatizante de Ciutadans y UPyD. Si eres mayor de 60 años votarás siempre al
PP. Si te consideras comunista, a IU. Pero si eres transversal, estás en el
centro de todas las ideologías, apoyas a “los de abajo” y eres la mejor persona
del planeta Tierra, votarás a Podemos.
Para nuestra desgracia, este panorama no va a cambiar con
María Dolores de Cospedal ni con Pedro Sánchez al frente de las secretarías
generales de los dos grandes partidos. Ya lo confirmó él hace unos días cuando
afirmó que en ningún caso pactará con el Gobierno.
Creo que el reloj de nuestra sociedad ya ha marcado la hora
y la necesidad de que los partidos políticos firmen un gran acuerdo para
promulgar una ley educativa de calidad que garantice el futuro de los jóvenes y
que los gobiernos siguientes no la revoquen, un gran pacto para asegurar la
prohibición de recortes en estadios como el de la educación o el de la sanidad,
un gran tratado que obligue a cada Ejecutivo a cumplir cada renglón de su
programa electoral… Es decir, un gran pacto apoyado por la mayoría de
ciudadanos y que lleve a España a un futuro brillante y prometedor. Nos lo
merecemos.
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