lunes, 5 de enero de 2015

Un 2015 políticamente desesperanzador

El otro día navegaba por las redes sociales cuando mis ojos se fijaron en una imagen poco común. Esa fotografía, titulada ‘Cómo votar en las generales del 2015’, y que podéis ver ilustrando este post, produjo en mí varios sentimientos contradictorios. Contradictorios porque consideraba que el montaje podía gozar de algo de veracidad. Pero tras leerlo y meditarlo detenidamente, observé el verdadero sentido de la ilustración. Y de ahí reapareció mi hartazgo.


En los últimos meses he procurado apartar mis opiniones políticas y disminuir mi participación en las conversaciones de este calado por dos únicas razones: vergüenza y, de nuevo, hartazgo. Vergüenza por vivir en un país incapaz de provocar la dimisión de políticos de dudosa honorabilidad. Vergüenza porque no sean ellos mismos los que renuncien a su cargo tras la demostración de su culpabilidad. Vergüenza por formar parte de un Estado en el que el dinero y la austeridad promulgada por Europa se antepongan a las necesidades de las personas. Vergüenza por descubrir, por ejemplo, cómo no se conceden medicamentos a enfermos de hepatitis C o se inculpa a una sanitaria cuyo único objetivo era la cura de un enfermo, de haber contraído el ébola a propósito. Y hartazgo. Hartazgo por las mentiras de nuestros políticos, por sus corrupciones. Hartazgo por las afirmaciones de que el año 2012 es el final de la crisis. El 2013. El 2014. Finalmente el 2015… Hartazgo por las quejas del PP debido a los robos del PSOE. Hartazgo por las quejas del PSOE debido a los robos del PP. Hartazgo por el deseo de muchos de romper una sociedad ya resquebrajada desde su nacimiento, en vez de intentar unirla. Hartazgo por mí mismo y la imposibilidad de cambiar el oscuro futuro de España. Porque gracias al PP, al PSOE, a Podemos, a CIU, a PNV y a Bildu, el país vivirá unos años excesivamente complicados. Y hartazgo por imágenes como la que acompaña este post cuya única finalidad reside en ocasionar odio entre los simpatizantes de los diferentes partidos políticos y demostrar el famoso “si no estás conmigo estás contra mí”, al parecer un eslogan de Podemos.

Asimismo, de la imagen podemos extraer unas ideas muy claras. Si ves Sálvame, votarás al PSOE. Si crees que con Franco se vivía mejor, apoyarás a VOX. Si quieres que nos roben caras nuevas, serás simpatizante de Ciutadans y UPyD. Si eres mayor de 60 años votarás siempre al PP. Si te consideras comunista, a IU. Pero si eres transversal, estás en el centro de todas las ideologías, apoyas a “los de abajo” y eres la mejor persona del planeta Tierra, votarás a Podemos.

Para nuestra desgracia, este panorama no va a cambiar con María Dolores de Cospedal ni con Pedro Sánchez al frente de las secretarías generales de los dos grandes partidos. Ya lo confirmó él hace unos días cuando afirmó que en ningún caso pactará con el Gobierno.


Creo que el reloj de nuestra sociedad ya ha marcado la hora y la necesidad de que los partidos políticos firmen un gran acuerdo para promulgar una ley educativa de calidad que garantice el futuro de los jóvenes y que los gobiernos siguientes no la revoquen, un gran pacto para asegurar la prohibición de recortes en estadios como el de la educación o el de la sanidad, un gran tratado que obligue a cada Ejecutivo a cumplir cada renglón de su programa electoral… Es decir, un gran pacto apoyado por la mayoría de ciudadanos y que lleve a España a un futuro brillante y prometedor. Nos lo merecemos. 

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