jueves, 1 de diciembre de 2011

Desaparecida. Capítulo 1.

Pleno verano, un día increíble. No se divisaba ni una nube en el cielo azul. 35ºC de temperatura, aunque de vez en cuando una suave brisa calmaba el intenso calor que derretía el vecindario. Laura, una joven de 15 años con síndrome de Down se encontraba en su chalet con su madre María del Mar y su padrastro Francisco. Éste tan solo llevaba 1 mes viviendo en la casa.

Debido al extremo bochorno los tres salieron al jardín a darse un chapuzón en su lujosa piscina. Laura, extasiada de felicidad no dudó en tirarse al agua a refrescarse inmediatamente. Sus padres simplemente se sentaron a tomar el sol. Pocos minutos después ambos escucharon un ruido en la cocina.
-¿Qué ha sido eso?- preguntó extrañada Marimar.
-No lo sé. Pero quédate aquí con la niña, que voy a echar un vistazo- respondió Francisco.
Se levantó y sus pasos fueron hacia la cocina. Un plato se había caído al suelo y roto en 1000 pedazos.
-Tranquila mujer. Solo ha sido un plato que se ha caído al suelo.
-¿Un plato? Pero si no he dejado ninguno fuera. Los he guardado todos.
-Alguno te habrás dejado.

El resto de la tarde transcurrió con normalidad. Hasta que cayó la noche. Sin que se hubiera predicho, una fuerte y poderosa tormenta descargó a partir de las 0.00. Todos estaban en la cama cuando se escucharon ruidos de platos y más platos chocar contra el suelo. Marimar se asustó hasta tal punto que no podía moverse dentro de la cama. Rápidamente avisó a Francisco.
-¿Qué pasa?- preguntó mientras se despertaba.
-Creo que hay alguien en la cocina- respondió temblando.
-¿Cómo?
-He oído el ruido de un montón de platos cayendo al suelo.
-Voy a mirar.
Francisco salió de la habitación. Los siguientes 10 minutos transcurrieron con María totalmente cubierta por las  mantas. Él volvió.
-No he visto nada.
-Hay alguien por la casa. Estoy segurísima. Lo siento en mi piel- dijo prácticamente llorando.
-Tranquila. Cerramos la puerta con pestillo y ya está.
-No. Porque igual Laura se levanta por una pesadilla o algo y no nos enteramos.
-Está bien.
-Un momento.
-¿Qué?
-¡Laura!
Se levantó corriendo de la cama. Fue al dormitorio de la niña pero no estaba allí...

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