La jornada siguiente esas nubes estaban aún más cerca de la isla y cada vez eran más oscuras. Lucía, al verlo, se empezó a preocupar. En la isla nunca había aparecido tal aglomeración en el cielo. No sabía de qué se trataba. Varios días después, Lucía se despertó confiando en que todo había pasado. Abrió la ventana de su casa y vio que el sol no brillaba. Salió de su hogar ansiosa por saber lo que estaba ocurriendo. Corrió hasta llegar a la playa y vio el cielo totalmente cubierto por lo que comenzó a llorar. Se tumbó en la arena entristecida pero segundos más tarde unas finas gotas comenzaron a caer. Posteriormente esas finas gotas se convertirían en un huracán que arrasaría toda la isla.
Inundaciones, tormentas, viento, la meteorología destruyó su hogar y con ello su casa. No tenía donde resguardarse en los malos momentos. Por fin tras varias semanas el temporal amainó y el sol volvió a lucir tímidamente. Lucía decidió reconstruir su morada dando prioridad a cosas de las que antes no se había dado cuenta.
Antes no lo estaba, pero por fin se encontraba preparada para cualquier temporal. No importaba cual sería su magnitud, lograría superarlo.
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