ME HE MUDADO A WORDPRESS:
https://borjaodeu.wordpress.com/
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Ruido y más ruido. Mi cabeza estuvo a punto de explotar la
mañana del miércoles. La noche anterior habíamos quedado GI y yo para ir al
cine. Pero en el último segundo recibí un SMS avisándome de que ella no podía
quedar. Olvidó que había quedado con unos amigos para despedirse. Sí. Para
decirse adiós.
¡Crack! La taza resbaló y cayó al suelo rompiéndose en mil
pedazos. Estaba aún tan dormido que durante varios segundos había olvidado que
en mi mano derecha sujetaba un vaso con café recién hecho. Agarré la escoba y
recogí las piezas resquebrajadas del tazón que me había regalado mi madre de su
viaje a Roma.
El mundo había cambiado. O por lo menos, mi mundo. Las
lágrimas del día anterior habían supuesto un antes y un después en mis sentimientos.
No era una persona que llorara muy a menudo. Pero el domingo me levanté con un
resquicio de iluminación en mi futuro. La noche había transcurrido entre
pensamiento y pensamiento.
Destrozado. Así me encontraba aquella mañana de sábado. Paula
me había golpeado la cara y se había marchado para no volver porque GI había
desvelado mi pequeño secreto. En mi interior estaba empezando a nacer un
sentimiento de amor-odio por ella. Parecía estar llevando a cabo una venganza
meditada durante días.
El primer rayo de sol se coló entre las rendijas de la
persiana. Mis párpados no soportaron aquella cruel y despiadada luz. Se
abrieron. Lo primero que vi fue la soledad durmiendo junto a mí. No nos
despegábamos. Pero no porque yo no quisiera. Ella se empeñaba en seguirme a todos
mis destinos. Al supermercado, al trabajo, incluso al cine.